
La Patagonia es bella, sugestiva y solitaria. Por ella pasaron nómades,
canoeros, navegantes, aventureros, exploradores, piratas, religiosos, pioneros. Cada uno
de ellos dejó marcas visibles o anudadas a las más antiguas y ricas historias de la
presente América.
Por razones ajenas a la voluntad de los hombres, se conserva como uno de los rincones
menos poblados y menos contaminados del planeta.
Atraídos por la fascinación de sus escenarios naturales, su aparente inmutabilidad
frente al tiempo, la historia de sus hombres y la promesa de aventura personal, los
visitantes de hoy encuentran también atracción en la limpieza del medio, en el sosiego
aparente de la estepa, en modos de vida que las ciudades ya no conservan.
Todo está aún allí: la forma que la tierra toma para contar sus historias, los cielos
resplandecientes y las aguas puras, las pinturas conmovedoras y enigmáticas, el espíritu
de los Navegantes en los Cuarenta Bramadores, el de los pioneros en su lucha terca.
El escenario se mantiene pronto. Pleno de sugerencias, nos espera para crear juntos una
visión personal y única.
El interior de la inmensa Patagonia siempre fue desolado. Una estancia es toda una
población y bien lejos se sabe de su existencia. Quienes viajaban por necesidad
encontraron en las Estancias hospedaje y ayuda.
Más recientemente, ellas comenzaron a albergar también a viajeros por placer. La
instalación de hosterías en fincas rurales amplió el panorama.
Pronto se hizo evidente la conveniencia para viajeros y estancieros de coordinar los
servicios en estos lugares pequeños de modo tal que se pudiera ofrecer a los visitantes
un incomparable alojamiento, distribuido por todo el enorme y variado territorio de Santa
Cruz, con sus facilidades ya instaladas precisamente en los centros de interés.
De las opiniones recogidas resultó que los huéspedes privilegiaban ante todo ser
recibidos en una casa, con todo el confort disponible, disfrutando pausadamente de los
paseos, de la mesa casera, de la conversación y de las viejas historias, y recibir apoyo
cuando fuera necesario.
Este es justamente el perfil de la hospitalidad patagónica, por lo que no les resultó
difícil a los estancieros instalarse a sus anchas en el centro de un servicio de calidad
que siempre habían honrado sin más vueltas.
Decidida la tarea conjunta, se fijaron las características esenciales de Estancias
Turísticas: una Unión que resguarda la calidad de las prestaciones que en su círculo se
ofrecen al viajero, le proporciona el asesoramiento que requiere y además, concreta las
reservas y otros servicios que le ayudan a disfrutar de su viaje con mínimas
preocupaciones.
El símbolo de la Unión en una Estancia indica que hace honor a los principios de
hospitalidad y confort. 
El clima
depende del sitio geográfico y de los sistemas meteorológicos que pueden cambiar cada
día. En verano, la Patagonia Austral suele ser fresca y soleada, con aire muy seco, y
temperaturas mínimas a nivel del mar de unos 10 ºC y máximas de 30 ºC, con una media
diaria de unos 20 ºC.
Con la altura, estas temperaturas disminuyen en casi un grado cada 100 m. La brisa o el
viento hacen que las personas sientan aún más fresco el aire. Ropa ligera de verano es
necesaria, pero a causa de las plantas espinosas y el fuerte sol, los shorts pueden ser un
problema en trekkings y cabalgatas.
Los abrigos ligeros serán de uso frecuente. Es aconsejable una campera de abrigo para las
proximidades de los glaciares o sitios en altura, o para algún día que se presente más
frío, así como una campera plástica muy liviana que sirva de cortavientos o de
impermeable para un chubasco inesperado.
Sombrero con barbijo y anteojos para sol son aconsejables; las cremas protectoras con
pantalla de 15 o más son una necesidad.
Las zapatillas con suelas lisas o alpargatas servirán durante los viajes, pero no son
recomendables para caminar por campos espinosos; son inseguras en la piedra mojada de los
arroyos o en zonas de piedra suelta. En estos casos, serán más apreciados unos zapatos
livianos de trekking.
Tenga en cuenta que sólo encontrará lavaderos rápidos en las poblaciones importantes.
En algunas Estancias podrá solicitar un servicio de lavado - sin plancha - si la
duración de la estadía lo permite. Consulte al llegar.
Viento
Entrará a las tierras y las aguas de los Cuarenta Bramadores. Allí, las tormentas
carecen de truenos, relámpagos y lluvia: son viento puro, muchas veces bajo un cielo
límpido.
Si el viento se hace presente, debe ser respetado, ya sea que esté manejando o caminando.
El cielo
sobre Patagonia
El cielo del hemisferio sur es el más rico en brillantes estrellas y galaxias. Su visión
desde una Estancia, a través del aire diáfano y sin luces terrenas es memorable. Por
algo los llaman Hoteles de mil estrellas.

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